El espresso es la base de las demás preparaciones de café, y estos cimientos no son confiables, toda la construcción se viene abajo. Entre los errores más comunes de los aficionados en el proceso de convertirse en un cafetero gourmet, es comprar una máquina de espresso de caldera abierta (tapa de rosca, la caldera es al mismo tiempo tanque de agua, en esencia funcionan por presión de vapor como una greca), y un molino de aspas para minimizar el monto de la inversión.
Como lo aconseja Eduardo Pérez Viana, lo recomendable, es comprar una máquina con bomba de agua de al menos 15 bares de presión y tanque de agua incorporado, además de un buen molino de muelas ajustable, que tiene la ventaja de ajustar sus placas para tener una molienda más fina y pareja.
La importancia de tener un molino adecuado radica en que cada tipo de café tiene sus peculiaridades y se basan, principalmente en cómo se trabaje el grano. En el grado de grosor, el café turco se debe hacer con un grano muy pulverizado, como talco, porque este tipo de café, no se cuela. Para el clásico espresso, la molienda debe ser más fina que un grano de azúcar.
Si se prepara café colado tipo melitta o por goteo, la molienda debe ser un poco más gruesa que en el espresso. Y finalizamos con la prensa francesa o cafetiere, que requiere una molienda más gruesa que el azúcar porque el tiempo de contacto con el agua (infusión) es más prolongado.
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