La coliflor es uno de esos vegetales algo denostados en nuestra cocina, quizás por el característico olor que desprende cuando se cuece, quizás por su sabor. Pero ciertamente, la coliflor es un ingrediente bastante versátil que, si se combina bien, puede dar creaciones exquisitas, bien sabrosas y que harán que los comensales más reticentes cambien su opinión sobre ella.
Una de las recetas más sencillas que puedes hacer con coliflor es puré. Solo tienes que cocerla bastante y luego machacarla muy bien hasta obtener la consistencia deseada. Añade un poco de leche para que ligue bien la mezcla. Añade sal y pimienta y listo, tendrás un puré con menos calorías que si fuera de papa.
También puedes hacer croquetas deliciosas. Haz igual que con el puré y reserva. Luego en una sartén pon cebolla picada y agrega harina y leche, remueve y cocina hasta tener una pasta. A esta mezcla añade el puré de coliflor. También le puedes añadir pollo desmenuzado. Luego haz las croquetas con la ayuda de una cuchara, pásalas por huevo batido y pan rallado y fríelas en aceite de oliva. También puedes hacerlas al horno y tendrás una opción algo más sana.
También puedes lavarla bien y cortarla en rebanadas, desde el tallo hasta la parte de arriba, y hacerlas a la plancha y añadir esas lonchas a un ensalada.
Otro modo muy original, y perfecto para gente intolerante al gluten, es hacer con ella la masa para la pizza. Solos deberá rallar la coliflor (sin el tallo) como si fuera queso o pasarla por un procesador de alimentos. Luego se mete un poco en el microondas. Luego, se le añade huevo, queso rallado (puede ser mozzarella), ajo, sal y orégano. Se mezcla muy bien y se amasa. Se le da forma de pizza y se hornea.