De allí que ella no pueda comer pasta todos los días, o que él no se contente con una lata de atún en el almuerzo. Con base en esta información, la pareja debería establecer, mediante consenso, hábitos alimenticios que, además de aportarles la energía que ambos necesitan, incluyan las comidas preferidas de ambos.
Es importante que eviten el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados, ya que son dañinos tanto para el hombre como para la mujer. Asimismo, deben tener en cuenta que en su dieta de pareja no puede faltar la cantidad mínima de ocho vasos de agua diarios.
En el caso de que no puedan evadir los dulces y postres, siempre es preferible que coman uno sólo entre los dos, para que se den un gusto pero que luego no resulte tan perjudicial.
Por otra parte, ambos deben acostumbrarse a realizar tres comidas principales y dos o tres meriendas. Respetar las horas de la comida resulta fundamental para mantener este hábito. De igual forma, compartir la responsabilidad de preparar la comida hará que cada uno tome conciencia de lo que debe comer el otro, además de aligerar cargas.
De igual forma ocurre con el ejercicio, necesario en toda dieta saludable. Entrenar juntos puede ser, además de divertido, mucho más fácil, ya que podrán apoyarse y motivarse mutuamente. Bajar de peso y asumir una alimentación más saludable es mucho más llevadero cuando se hace en pareja.